Mamá, vuelvo a casa. Sé que es la quinta vez que llamo a tu puerta, pero perdóname, me he dado cuenta de que tenías razón. Te prometo que no me volveré a marchar, lo digo en serio. Sé que ésta es la cuarta promesa pero, mamá, tú siempre has estado conmigo y me conoces, y sé que lo entenderás.
Papá, no me mires así, juro que ésta vez no escondo nada bajo el brazo, mis bolsillos están vacíos. Mamá, díselo, ¿verdad que tú me crees? Dile que ésta vez he aprendido la lección. Me he acordado de tus enseñanzas cada día, papá, cuando el sol pegaba fuerte, y cada noche que tuve que pasar en la calle bajo una fina tela, y ahora sé que tenías razón.
Me he defraudado a mí mismo, y lo sé. Pero eché a correr sin pensar, sin saber el daño que me hacía, y que os hacía a vosotros también. Ha sido díficil para mí, es cierto, ha sido un invierno crudo, y he estado solo durante mucho tiempo. Sé que es la quinta vez que me voy y regreso, mamá, pero esta vez es para siempre, lo prometo.
Mamá, vuelvo a casa, pérdoname.