Hay una niña que llora dentro de mí, puedo oír cómo solloza. Es la niña de cinco años que soñaba con ponerse el vestido de su madre cuando se casara, la niña de ocho años que creía en los príncipes azules de los cuentos y la niña de doce que pensaba que con el primer beso se firmaba un contrato de por vida. Una niña que a los catorce vio horrores, y de pronto su corazón roto. Esa niña cogió los restos de su alma partida y, avergonzada, con la cara cubierta de lágrimas, corrió a esconderse en el rincón oscuro más recóndito de mi cuerpo. Únicamente en días como estos, silenciosos por tu ausencia, la oigo llorar y me acuerdo de ella. Mi pobre niña. Aún está asustada.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Conmovedor y, parece, muy personal... Me has dejado sin palabras. Bueno, realmente me han dado muchas ganas de ir corriendo a donde quiera que estés, y arroparte y cantarte una nana...!
ResponderEliminarCreo que todos tenemos un niño asustado dentro de nosotros, un "yo" que no entiende de odio, que es incapaz de comprender el dolor que le rodea. Quizá por ello sufre tanto. Para evitar esto, lo enterramos bajo capas y capas de "madurez", que tan sólo sirven de vez en cuando y no en estos días solitarios.
Eres, y siempre serás, una niña pequeña.
ResponderEliminarJuguemos juntos.