[Archivo: 2008-2009]
Fueron los días más duros de mi vida. Yo entraba en clase a trompicones, arrollando con todo y desplomándome en la silla con brusquedad. Todos me miraban con extrañeza, y me preguntaban es su pseudopreocupación qué había ocurrido. Yo simplemente decía: "Se ha caído la luna". Mi amiga Mar se reía. El profesor de Literatura ignoraba mi actitud; siempre pensé que él comprendía y adivinaba la causa de mi tristeza.
Cuando pasó un tiempo, mi propia compañera Mar me preguntaba en tono burlón en cuanto me dejaba caer en mi asiento: "¿Qué? ¿Se ha caído la luna?". Yo entonces esbozaba una sonrisilla sin apartar la vista de la mesa, donde había escrito bajo un dibujo: "Fallen moon".
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