En el país de los números ha habido una revolución. Ha salido un largo número a la calle y sus cifras han quemado libros y papeles, tinta y máquinas, mesa y compás: reivindican cambios pues están cansados de estar siempre en el mismo sitio y sin poder avanzar. El último se ha puesto el primero, y el primero al final. Todos corren como locos por la ciudad, gritan y se empujan, hasta que por fin se han recolocado: querían un cambio radical. Lo han puesto todo de atrás a delante, y han sudado infinito más uno y más.
Tras muchos días de caos y reformas la revolución ha terminado. Entonces se han dado cuenta de que todo está igual, que el número se lee de atrás a delante lo mismo que de delante a atrás.